Camina despacio, camina ¿La cojo de la mano? Espero mejor. La miro de reojo. Me pilla. Sonrío timidamente. Ella me cuenta la historia del edificio. Un palacio, una niña, un fantasma, una creencia. Una historia. No escucho, tan sólo oigo. La aprecio. Me gusta la comisura de sus labios. Los pliegues de sus ojos cuando ríe, y como se toca el pelo cuando sabe que la estoy mirando. Se acaricia el cabello. Río. Juega con sus anillos mientras me habla. Da pequeños saltitos al caminar como si el aire la levantara del asfalto. Tiene frío, su piel la delata. La pongo mi jersey por encima y se sorprende. Nos brillan los ojos. ¿Son las luces de Madrid o son las luces de su interior? Busca torpemente mi mano pero resulta natural. Se aferra a ella con dulzura, transmite calor ¿Realmente se mueve el reloj? Me mira fijamente. Me pierdo en su pestañas. Se acerca y me besa. Sonríe, ríe y la beso. Es un hecho perfecto.
Hotel Palace, Madrid.
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