Mi pelo se unía con la hierba. Oigo de lejos a niños jugando junto al lago. Mi mente vacía. Transparente. Miro el movimiento de las nubes. Rápido. Cierro los ojos y un nuevo cielo tengo encima al abrirlos. Puedo viajar. El algodón adopta formas y personalidades diversas que jamás podrías imaginar. Sorprende. Las personas en ocasiones somos igual de moldeables que las nubes. En ocasiones somos un animal, en otras una figura, un cuadro, un personaje, un sentimiento. Podemos estar grises en algunos momentos, ausentes o brillantes. Al fin y al cabo simplemente son nubes. Somos nosotros los espectadores los que les damos forma y distorsionamos esa realidad. Es curioso el mundo de las nubes. Me gustan las nubes. Cierro los ojos. Sueño.
A Coruña, Galicia
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