domingo, 25 de agosto de 2013

Caprichos del destino

Era el tercer día que le veía. Seguía alto. Bien vestido. Siempre le gustó su estilo y clase. Allí estaba a la hora que debía en el lugar que le correspondía. Recuerda el día que le vio por primera vez. Su sonrisa. Sus manos. Responsable y amable. Aquel otro día. Dos tiernos besos. Una conversación olvidando los acompañantes. Confianza. Días en el calendario. Sueña como una niña su historia. Producto de su imaginación. Breves conversaciones. Encuentro por casualidad. Fantasia. Los minutos pasan y no hay respuesta. Impaciencia. Buenas noches. El clavo que saca otro clavo. Este será difícil de extraer. Empezó como una persona más. Hoy el destino caprichoso jugó. Ella no lo impidió. A lo lejos caminaba. Conversaba, reía. Cruce de miradas. Todo va deprisa menos ellos. Ellos no se mueven. Una mirada que no tiene duración. Aún siente el iris fijo en su pupila. Sigue andando intentando fingir no haberla visto. Oye sin escuchar. Camina sin andar. Se toca el pelo y sonríe. No se esconde. Disimuladamente y de manera casual al pasar por su lado gira la cabeza. Ahí esta ella. Juegan haciendo trampas. La mira. Le mira. Sonríen y se saludan. Breve, amable, dulce, divertido. Un momento atrapado por el destino. Directa sin temor. No obtiene respuesta. Miedo. Intriga. Frustración. Diversión. Sentimientos contrapuestos de la mano en el corazón. En su corazón. Sus oyuelos. Los pliegues formados bajo sus ojos. Su caminar. Su disimulo natural. Ríe al recordarlo. Siente el corazón tiritar. No tiene frío.
 Majadahonda, Madrid



No hay comentarios:

Publicar un comentario